SI LO SÉ ... ¡NO VENGO!

CUESTIONES BÁSICAS Y PRELIMINARES PARA PREPARAR BIEN UNA EXCURSIÓN

 

  EL GUÍA

  Veo que ahora cada vez más se utiliza un guía para salir de excursión. La voz de un experto o, simplemente, el que organiza la excursión. Yo no he ido nunca con un guía y por lo tanto no sé lo que es. Pienso que todo lo que se va a hablar aquí es precisamente para fomentar el salir sin guía pero tampoco soy quién para decirle a nadie lo que debe o no hacer. En principio en la montaña se entiende como guía el que dirige una excursión. Yo creo en los grupos que se organizan sin líderes y que se toman las decisiones utilizando criterios muy técnicos, más de lo que a uno le pueda parecer, de tal forma que se escuchan absolutamente todas las opiniones de todos los componentes tanto la de los expertos como la de los novatos. Y también creo en el aprendizaje que nos obliga a realizar la montaña para ir superando las dificultades que van sucediendo en una excursión porque luego estas enseñanzas suelen ser muy útiles en la vida cotidiana. En el caso de que vayamos con un guía se pierde la gran oportunidad de adquirir estos importantes haberes. Aunque, insisto, todo depende de cada uno.



  EL DETERMINAR LA DURACIÓN DE LA EXCURSIÓN

  Para empezar a pensar en la posibilidad de hacer una excursión es necesario, como requisito previo, que el sujeto paciente desee y pueda salir. Cosa generalmente difícil entre el espectro de posibilidades que nos ofrece la sociedad actual. En realidad para salir de excursión lo único que puede ser realmente imprescindible es saber andar. Cosa que se puede dar por supuesto en la mayoría de la gente. El resto, muchas veces, no suele ser imprescindible. Para ir a la montaña no suele ser necesario casi nada. Para empezar hay que saber determinar una cierta hora de salida y otra de llegada. Pueden haber muchos imprevistos y, normalmente, los hay que alteran las previsiones en este sentido. Hay que saber calcular los tiempos necesarios para realizar cada cosa o actividad. De todas formas, ante los imprevistos es importantísimo saber ser eficaces y tener cierta capacidad de reacción para saber enfrentarse a los problemas que van apareciendo para irlos resolviendo. Muchas veces no ha salido una excursión porque no se ha tenido oportunidad de arreglar los problemas de última hora. En las excursiones deberíamos poder salir para prescindir un poco de los horarios y tratar de ir a un ritmo diferente del que solemos llevar durante la semana. He llegado a ver cómo la gente se pone de un nervioso impresionante un domingo porque resulta que quería llegar a las cuatro de la tarde y en realidad se va a llegar a las ocho. Y me pregunto yo ¿qué tarea puede haber realmente importante para hacer un domingo por la tarde? Pues por una cosa así resultará que una preciosa excursión no se disfrutará como es debido y lo que es peor es que te pasas media excursión mirando el reloj para acabar concluyendo que si no sabes volar simplemente no vas a llegar a tiempo.

  Creo que es importante en esta cuestión preguntarse ¿cuándo se sale? y ¿cuándo se va a llegar? pero, quizás, la pregunta más importante es si ¿me voy con la absoluta idea que el tiempo no me va a impedir que disfrute de la excursión?

  Hay otra cuestión que suele retorcer las situaciones cuando son varios los componentes de una salida y es que no suelen coincidir las disponibilidades de tiempo libre de cada uno de los componentes. Normalmente esto no es un problema pero en otras ocasiones sí que lo es. Por regla general hay que aprender a pensar en grupo de tal forma que encaje nuestro tiempo libre con el de los demás. Cosa difícil. Si no se mira los que están dispuestos a salir y se acomoda el plan de forma que nadie se vea perjudicado nos podemos encontrar que a la hora de la verdad estemos solos. Otro tema aparte es el de la lealtad de la gente y saber mantener una palabra. En el caso de que sea realmente totalmente imposible el salir habría que comunicarlo con la suficiente antelación para que el resto se pueda reorganizar. ¿Cuántas veces no se ha podido salir porque el que tiene el coche al final no sale? O, ¿unas vacaciones se van al traste por qué, a última hora, el compañero ha fallado?

  EL OBJETIVO

  Decidir la excursión, el macizo montañoso en el que se realizará la actividad, es lo más difícil de determinar. Hay que saber ponderar muchos factores y tener una documentación trabajada con anterioridad es muy importante. También intervienen en esta cuestión los gustos y preferencias personales, el nivel técnico y grado de preparación física, los recursos económicos, los medios de transporte, los materiales necesarios, el tiempo atmosférico y su posible evolución y un sin fin de cuestiones que hay que saber tratar de forma conjunta. Eso sí como falle una mínima cuestión se acabó todo.



  LOS DESPLAZAMIENTOS

  Los medios de desplazamiento suelen estar supeditados al número de participantes. La elección normal suele estar entre ir en coches particulares o en medios públicos. El coche particular es el que suele ofrecer más ventajas. El coche es el más económico, permite un aprovechamiento del tiempo al máximo al no depender de horarios preestablecidos y permite acercarse al punto de salida pero tiene el inconveniente de que no se pueden hacer travesías. Para resolver este último problema la única solución está en hacer dos grupos y encontrarse a mitad del camino para intercambiar las llaves, cosa a veces algo peligrosa, o ir en dos coches al punto de llegada y luego con uno al de salida o intentar llegar al coche dejado atrás utilizando el auto-stop. Los medios públicos, tanto el tren como el autobús, tienen los inconvenientes típicos ya conocidos y experimentados por cada uno de nosotros en multitud de ocasiones. Son más caros, están sujetos a retrasos, ofrecen poca rapidez en los trayectos, tienen horarios inhumanos con muchas horas de viaje cuando hay que ir haciendo transbordos, ofrecen poca comodidad para llevar las mochilas, ... y un sin fin de detalles que no voy a indicar con más extensión por evidentes. La mayoría de las veces, si se utiliza, es porque no existe otro recurso. Más vale lo malo que nada se suele pensar. Ahora cada vez más nos encontraremos que ante la gran masificación de afluencia de turistas a la montaña hay que restringir su acceso para poder preservar mínimamente la Naturaleza y para ello se suele habilitar unas grandes zonas de aparcamiento para los coches y el resto del recorrido se debe hacer utilizando los medios públicos. Me parece bien aunque me gustaría ver más trenes cremallera ecológicos y menos autobuses y taxis todo terrenos.



  EL EQUIPO Y EL MATERIAL NECESARIO

  No está de más insistir este tema y hacerlo, además, en primer lugar. Aunque parezca que no vaya a decir algo importante, en realidad, sí lo es. Muchas, pero muchas, excursiones no he podido llegar a la cumbre que nos habíamos propuesto porque nos ha fallado el equipo o el material que teníamos. Y te preguntarás, intrigado, ¿cómo puede fallar un material? Pues falla más veces de lo que te pueda parecer. En mi caso, desgraciadamente, la lista sería larguísima. Digo desgraciadamente porque normalmente cuando falla el material suele hacer unos días espectaculares para que abunde más el fastidio. Es por ello que te recomiendo vivamente repasar en cada salida lo que te vas a llevar. Y este repaso comprende tanto lo que puedas considerar como personal como los enseres colectivos del grupo.

  Voy a poner varios ejemplos para que se entienda mejor de lo que estamos hablando.

  Estoy en una cresta cimera y te encuentras aquel paso difícil. Pues resulta que no llevamos una cuerda para asegurar el paso o a lo mejor, simplemente, asegurar el poder bajar con ciertas garantías. Hay que abandonar. Me pasó en el Gran Pico de Eriste en los Pirineos.

  Otro ejemplo. Salimos del refugio. El termómetro marca menos 19 grados centígrados. El día está previsto que sea magnífico. Son las tres de la mañana. Pero resulta que un componente del grupo no se ha cambiado los calcetines y lleva los mismos que el día anterior. No están ni tan siquiera mojados pero sí algo humedecidos por el sudor del esfuerzo realizado para llegar al refugio. Por la noche ha intentado secarlos un poco poniéndolos debajo del saco de dormir. Por la mañana tienen ese pequeño punto de humedad que en otras condiciones no sería nada importante. Pero, en una temperatura tan baja el sudor se hiela y empieza una congelación de pies en toda regla. El frío se hace irresistible por lo que no hay mas remedio que regresar y por lo tanto abandonar. El madrugón no ha servido para nada y lo que es peor el viaje tampoco. Nos pasó en un intento del couloir Whymper a l'Aiguille Verte en los Alpes.

  Sigamos. Digamos que es el mes de abril. Hay una nieve recién caída. Como somos previsores vamos a llegar al refugio pronto y de día. Pero, simplemente, no llevamos puesto el gorro para que nos proteja del Sol. Como es por la tarde ya no es importante. Por la noche empieza a notarse las quemaduras por todas las partes del cuerpo que han sido expuestas. Al día siguiente de lo realmente quemados que estamos no tenemos más remedio que bajar debido al dolor que nos producen las quemaduras. Ni tan siquiera se ha podido empezar la excursión propiamente dicha. Me pasó en un primer intento al Montardo en los Pirineos.

  Un último ejemplo. Es verano. El día es muy largo. La excursión es sencilla. Llevamos linterna y unas pilas de repuesto. La excursión se alarga y por lo tanto se demora el regreso. Se hace de noche. Las pilas de la linterna se terminan y ponemos las de repuesto. Resulta que nos han vendido unas pilas presuntamente nuevas pero que en realidad también están agotadas. Para colmo de males no hay Luna. El regreso es de lo más rocambolesco. Cuando llegamos al coche incluso nos está esperando un equipo de rescate ... A mí me pasó en el Aneto por la arista sur.

  Y así podría ir explicando uno tras otro muchos ejemplos de casos reales vividos cosa que nos lleva a concluir que el tener un equipo y material correcto y revisado antes de cada salida es básico para tener un mínimo de garantías de éxito. No lo es todo pero sí que es una parte bastante importante.

  Por todo lo expuesto anteriormente creo que se debe saber preparar el material a llevar en función de las siguientes cosas:
- El tipo de excursión a realizar: alpinismo, escalada, esquí alpino, espeleología, marcha, barrancos o cualquier otro tipo puesto que cada uno tiene un material específico propio de la actividad que no suele ser el mismo que el de las otras.
- El tiempo que se va a estar fuera: un día, un fin de semana, un puente largo, unas vacaciones, ...
- El macizo montañoso: baja montaña, media montaña, alta montaña.
- La estación del año: primavera, verano, otoño, invierno.
- El tipo de itinerario: una cara norte, una excursión con nieve, lugares recónditos, ... aunque aquí hay que saber contar con ciertos imprevistos que normalmente complican las cosas.
- El material personal imprescindible que podríamos llegar a concluir que lo debemos llevar a todas las excursiones que vamos (impermeable, anorak, guantes, gorro, calcetines de repuesto, gafas ahumadas, gorra para el Sol, botiquín, etc).
- Y, el material colectivo que hay que saber cubrir en el caso de que pueda ser necesario y podamos disponer de él como podría ser tanto una tienda de campaña como una cuerda o un hornillo.



  LA HORA DE PARTIDA

  Iniciar la excursión una o dos horas antes que amanezca es importante. Madrugar es garantía de éxito. Se aprovechan más las horas de luz. En alta montaña, en los sitios en los que hay heleros, antes de que llegue la luz del Sol encontraremos la nieve o el hielo en buenas condiciones. La primera hora de la mañana es el mejor momento cuando el riesgo de aludes y la caída de piedras es menor. Si debemos pasar por lugares peligrosos calcular la hora es de vital importancia. Y si no hay más opción, lo mínimo es ponerse el casco.

  Un caso, que se repite frecuentemente, le pasó a un amigo al subir a una montaña fácil. Era verano. Salieron muy tarde. No suele ser necesario más de dos horas largas para llegar a la cumbre normalmente. El día era magnífico. Tan magnífico que debido al insoportable calor no llegaron a la cumbre. Debieron renunciar subir la montaña porque no pudieron aguantar la temperatura del mediodía. Si hubieran madrugado un poco no hubieran tenido ningún problema.

  EL RITMO

  Iniciar la marcha lentamente, muy lentamente. Al contrario de lo que hace la gran mayoría de la gente. Así, los músculos pueden entrar en calor. Aumentar progresivamente la cadencia para llegar a un ritmo no rápido pero regular.

  Hay que acompasar la respiración al paso. Respirar por la nariz y utilizar los músculos del estómago. En el momento que necesitamos utilizar para la respiración la boca y los músculos del pulmón llega rápidamente el cansancio. Es mejor solución reducir la velocidad de la marcha y la longitud del paso. El ritmo adoptado es necesario que seamos capaces de mantenerlo el mayor tiempo posible aunque la pendiente se acentúe o disminuya momentáneamente. Nuestro ritmo deberíamos ser capaces de mantenerlo durante muchos días de marcha. El latido de nuestro corazón debe mantenerse en todo momento en una cadencia normal sin aceleraciones bruscas. No lo deberíamos de notar nunca.

  Quinto día de marcha por los Alpes Marítimos en el Parque Nacional del Mercantour. Mis dos compañeros de travesía, en la subida a un puerto, van a mi paso por primera vez en los cinco días. Llegando arriba del puerto me comenta uno de los dos:

- "Sabes, si subo a tu paso no me late el corazón. Me encuentro raro. Ahora bien, estoy seguro que a este paso serías capaz de andar durante días y días sin ningún problema".

- "¡Ah!" Contesto yo. "Y, ¿no era eso lo que hemos venido a hacer aquí?"

  EL CAMINO

  Respetar los caminos es andar por ellos. Las pendientes fuertes no se suben directamente. El camino recto es el más corto pero agota antes. Subiendo en zigzag tardarás más en llegar arriba pero, sin lugar a dudas, menos fatigado. Además, seguramente ayudarás a la conservación del medio ambiente ya que el terreno se erosiona menos. En las bajadas hay que flexionar ligeramente las piernas. Si el terreno está nevado o helado la flexión es básica para mantener el punto de equilibrio en su justo sitio.



  EL GRUPO

  Es muy diferente una excursión realizada en solitario o en grupo. Explicaré cómo es una excursión en grupo. Evidentemente, una marcha en solitario se podría considerar como un caso particular de una salida en grupo en el que todos los componentes se resumen en uno. Mi criterio es que las excursiones siempre deben realizarse en grupo pero las circunstancias actuales de falta de tiempo generalizado en la sociedad y la proliferación del teléfono móvil como recurso para pedir ayuda en el caso de que fuera necesario hace que esta última opción, la de ir sólo, día a día tenga más adeptos. En las marchas todos deberían ajustar su paso al del menos fuerte del grupo que debería ir junto al primero y así ninguno quedará retrasado. El mejor conocedor del camino debe ir delante. El último debe ser uno de los más expertos. El grupo nunca se debería desunir. En los terrenos sencillos es suficiente con que se puedan ver los miembros los unos con los otros entre sí.



  LOS DESCANSOS

  Las paradas han de ser las suficientes y en su justo tiempo. El reloj no debe marcar los tiempos. Para los no expertos es difícil saber adaptar el material y la ropa de abrigo al ambiente reinante. Todavía lo es más el saber qué es lo que hay que ponerse antes de andar. Es por ello que casi siempre es necesario efectuar una breve parada a poco rato de iniciar el camino para ajustar el abrigo de las diferentes partes del cuerpo. En realidad deberíamos ser capaces de realizar toda la excursión con la misma ropa salvo en los cambios repentinos del tiempo (tormenta, cambios de viento, anochecer). Es conveniente realizar una parada, a ser posible con Sol y agua, unas dos horas después de haber iniciado la excursión para desayunar. También es costumbre de parar cuando se llega a los collados y a las cimas de las montañas para reponer fuerzas. Las paradas técnicas para equiparnos (encordarse, ponerse los crampones, cambiar ropas de abrigo) deben ser lo más breves posibles y deberemos haberlas ensayado con anterioridad, es decir, no es momento ni de aprender a encordarse ni de graduar los crampones a las botas. En los descansos hay que tener cuidado de no enfriarse. Ponte un anorak o abrigo al parar y quítatelo antes de partir. La parada más larga es mejor hacerla de retorno una vez ya se han cubierto los objetivos del día.

  EL MEDIO AMBIENTE

  Si alguna vez haces fuego pon mucha atención en que no se propague y no olvides nunca apagarlo perfectamente antes de irte. Consulta la normativa del lugar si es que existe, el calendario de los días en los que está permitido hacer fuego y si es posible hacerlo. Por ejemplo, normalmente en los parques naturales está totalmente prohibido. Deja limpios los lugares que utilices. Baja, como mínimo, tus desperdicios a un contenedor de basuras. Sólo en los casos de realizar expediciones a lugares muy remotos en los que no sea posible de ninguna manera llevarte los desperdicios cosa que me extraña bastante, antes de dejarlos abandonados en cualquier rincón, es preferible que los entierres. Cuida la Naturaleza. Trata bien a los animales y a las plantas. Conserva las fuentes y los caminos. No contamines el agua de los ríos ya que seguramente otros la necesitarán beber.

  EL VIVAC

  Es conveniente aprender a vivaquear. Ante todo por una razón técnica de seguridad. Hay que saber lo que es un vivac, lo que es pasar una noche en las alturas, qué hora es la más fría y cuál es la más larga. Si, cualquier día, por culpa de un azar o por imposición de las circunstancias nos vemos obligados a vivaquear una dura prueba es siempre menos temible cuando ya se ha practicado. La última vez que me pasó no hace mucho tiempo. Era de noche, sin Luna, invierno, el mapa equivocado, unas huellas perdedoras y simplemente no encontramos el refugio por mucho que lo buscamos. Tuvimos que hacer un vivac. Al día siguiente con la luz del día mi compañero se levanta y ve justo enfrente nuestro el refugio que no supimos ver durante la noche. Es algo que pasa más a menudo de lo que uno se imagina. Y, por lo tanto, hay que saber estar preparados para ello.

© Miguel J. Pavón Besalú, año 2002.

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